“JESUS ES LA RESPUESTA” – DR. CLAUDIO FREIDZON
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El Señor busca bendecirnos en todo tiempo y lugar para que las obras de Dios se manifiesten en nosotros.
Cita Bíblica: [Juan. 9:1-7 RV 60]
No hay otro nombre dado a los hombres que produzca el impacto que genera el nombre Jesús.
Sobre todas las cosas, el nombre que nosotros interpretamos, no solamente con la mente, sino con el espíritu, para todos aquellos que de una forma u otra han sido educados en el seno de una familia cristiana. Conceptualmente, se manifiesta el conocimiento de Jesús a través del intelecto; pero lo que conlleva a la salvación es la revelación espiritual del Señor.
En la Biblia, podemos hallar el ejemplo cuando el Señor habla con sus discípulos en Cesárea de Filipo, [Mt. 16:13 RV 60] un lugar dado a la idolatría, al preguntarles quién creía la gente que era el “Hijo del hombre”.
Pedro tuvo la revelación en el espíritu dada por Dios para contestar acertadamente “tú eres el Cristo; el hijo del Dios viviente”. [Mt. 16:16 RV 60]
Cada uno de nosotros tendríamos que llegar a tener esta revelación de quién es Jesús, en este tiempo nuestros “ojos espirituales” pueden abrirse y declarar: ¡realmente Cristo vive y es real para mi vida!
Hoy, y al igual que en los tiempos bíblicos, podemos preguntar en una reunión de amigos; en el trabajo o entre compañeros de estudio…¿y ustedes quién creen que es Jesús?
Obtendríamos todo tipo de respuestas; desde la incredulidad absoluta, hasta aquellos que dejaron de ir a la iglesia porque pensaron que no había nada para ellos.
Precisamente, en esa cuestión radica el descrédito; cuando interpretamos todo a través del pensamiento. “Todo quedó en la mente, pero no en el corazón”.
Jesús es nuestro salvador. Él es el “Rey de Reyes”.
Cuando adoramos y cantamos alabanzas, no lo estamos haciendo desde nuestro pensamiento sino desde el corazón, porque “algo sucedió” cuando clamamos a Jesús.
Todo esto, no se debe precisamente a que todo esté bien a nuestro alrededor, pero sabemos que hay uno que ya ha vencido y nos ha dado la vida eterna; aquella que no vamos a ganar en el cielo. La vida eterna la recibimos cuando abrimos las puertas de nuestros corazones para recibir a Cristo Jesús.
El Señor vino a nosotros y nos dio ese anhelo de conocer a Dios de una manera personal, para que cada uno pueda experimentar el poder del Espíritu Santo.
Nosotros tenemos el mensaje que puede cambiar vidas sacando a las personas de las tinieblas en un instante. Conocemos la predicación que nos conduce a un camino de verdad, dando la oportunidad a nuestro prójimo de conocer ese camino.
El Señor sanó a un ciego de nacimiento junto al estanque de Siloé [Jn. 9:1-7 RV60] para cumplir con el mandato de Dios Padre.
De esa misma forma se manifiesta nuestra condición espiritual cuando no conocemos a Jesús. “Uno nace y permanece sin ver la verdad y el camino hasta que lo conoce.”
Pero tenemos el mensaje de Jesucristo; el mensaje que sana, que salva, que libera y redime. Tenemos una respuesta.
Jesús es la respuesta.