“TIEMPOS DE REFRIGERIO” – DR. CLAUDIO FREIDZON

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Hay un refrigerio para el alma que viene del Cielo.

“Ahora pues, arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios para que sus pecados sean borrados. Entonces, de la presencia del Señor vendrán tiempos de refrigerio (…)” Hechos 3:19-20

Para que hayan tiempos de refrigerio primero hay que tener arrepentimiento. Arrepentimiento es un cambio de actitud, volver a Dios.

“Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. 2 Pedro 3:8-9

El Señor puede llevar a la Iglesia, puede arrebatarla; pero la deja todavía tiempo en esta generación para que ninguno se pierda, para que todos tengan posibilidad de escuchar que en la presencia del Señor vienen tiempos de refrigerio.

Más que nunca la Iglesia del Señor va a ser levantada en este pentecostés, en el poder del Espíritu Santo, globalmente.

¿Cómo se espera un pentecostés hoy?

  1. Con expectativa de ver y de vivir lo que Jesús prometió para nosotros. Esperar con expectativa, según Hechos 1:14 significa perseverar unánimes en oración y ruego. “Todos se reunían y estaban constantemente unidos en oración”. Hechos 1:14

  2. Debían esperar en el lugar indicado. “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí”. Hechos 1:4

El derramamiento del Espíritu Santo no viene en el lugar de desobediencia, viene donde hay una actitud de obediencia. Desciende como consecuencia de una decisión de obedecer al Señor.

  1. Lo que antecede un mover del Espíritu Santo, es ese tiempo de búsqueda; ese tiempo de “insatisfacción”; el querer más del Señor.
  2. Esperar es la clave en el tiempo de preparación, anticipando el corazón en oración; lectura bíblica y clamando al Señor por su derramamiento en cada tiempo devocional. “Siempre tener una barca”.

Cuando una persona recibe a Jesús en su corazón y entiende que en Él está el refrigerio del alma, y conoce después el camino hacia un encuentro personal con el Espíritu Santo, entonces allí viene un tiempo de renovación; un tiempo de derramamiento del Espíritu Santo.

  1. Las claves para esperar el poder de Dios y ser revestido del fuego del Pentecostés son:
    1. Saber que Dios lo va a hacer. El fuego va a descender sobre el corazón sediento. No hay manera que nada se interponga. Es algo que el Señor prometió.
    2. Los años de sequía y necesidad cesan, porque el Señor no retarda sus promesas.”… ve, muéstrate a Acab y Yo haré llover sobre la faz de la tierra”. 1 Reyes 18:1

Ese mismo poder del Espíritu Santo, va a venir sobre todos aquellos que declaren al Señor su deseo de caminar a partir de este día, de una manera más cercana a Su voluntad.

“Decido obedecer; decido caminar detrás de tus pasos; decido que me des las fuerzas para para poder ser obedientes a tus palabras”.

Cuando tomamos esas decisiones, de repente viene desde el cielo ese fuego; ese poder y autoridad.

No debemos permitir que la vida cristiana se apague; que se haga rutinaria o religiosa.

El Señor no quiere religiosidad; quiere pasión.

Viviendo la realidad de ser un testimonio de la iglesia en esta generación será el momento cuando el Espíritu Santo comienza a descender.