“PON TU FE EN MARCHA” – DR. CLAUDIO FREIDZON

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Sólo la salvación y la nueva vida que produce Jesús a través de su Espíritu Santo cambia nuestros corazones.

Siempre es bueno reconocer que donde hay expectativa, hay una necesidad.

Cada uno de nosotros llegó a la iglesia con el anhelo de conocer a Dios, de ser genuinamente sus discípulos, de poder agradarle más y también de recibir.

Cuando Jesús está, es imposible que no ocurra lo mejor.

Podemos preguntarnos… ¿qué fundamento tiene esta afirmación?

Cuando el Señor convirtió en vino el agua de las bodas en Caná de Galilea (Juan 2:1-12), dice la Escritura que fue reconocido por las personas que asistían a la fiesta, entregó el mejor vino.

Dios siempre hace lo mejor.

El plan que tiene para cada uno de nosotros es lo mejor del cielo, porque sus misericordias son permamentes y perfectas.

Cada vez que nos congregamos en la iglesia, sucede lo que dice la Palabra de Dios en Lucas 9:11 (NTV) “Pero las multitudes descubrieron adónde iba y lo siguieron. Jesús los recibió y les enseño acerca del reino de Dios y sanó a los que estaban enfermos”.

La máxima expresión de alegría y adoración es cuando entendemos que nuestro Creador está en medio de nuestras vidas.

De esto se trata precisamente el Evangelio.

El amor de Dios antecede nuestra decisión de asistir a un culto. Su Palabra nos deja bien en claro que Él nos amó primero.

Cuando llegamos a la iglesia, recibimos gracia, perdón y  aceptación y sólamente tenemos que alabar al Señor y tener fe, manteniendo vivo el testimonio en nuestros corazones.

Nuestros ojos se abren a una mirada espiritual sobre cada situación que vivimos cotidianamente.

El mensaje de Dios, nos permite entender quién es nuestro salvador; nuestro consuelo y refugio cuando activamos ese mecanismo que nos acerca a sus bendiciones; la fe.

Lo que para el hombre es humánamente imposible, para Dios es posible.

¡Sólo pon tu fe en marcha!